La cadena Enlace, fundada en el año 1988, es probablemente el canal de televisión de habla hispana más importante entre los medios de comunicación cristiana. El canal tiene una gran presencia en varios continentes, con un alcance de más de 97 naciones en el mundo entero.
Aclaro desde el principio que estoy consciente de la gran inversión monetaria que representa sostener un canal de televisión, así como cualquier otro medio de comunicación masiva. Desde gastos operativos y equipos de televisión hasta las nominas de empleados y alquiler de instalaciones. Es por eso que creo que la cadena Enlace tiene la libertad de apelar a la generosidad de su audiencia para ayudar con el sostenimiento del canal, similar a los ministerios para-eclesiásticos, que dependen del aporte de los creyentes.
Así mismo, estoy consciente del impacto que un canal de televisión cristiano puede tener en la vida creyentes y los no creyentes, principalmente aquellos que son fieles en proclamar el mensaje del evangelio debidamente. Aquellos que se han sentido beneficiados de alguna manera a través de Enlace pueden contribuir en la medida de sus posibilidades con una ofrenda. Hasta aquí estamos bien.
Sin embargo, creo que a través de estas jornadas de donaciones, las llamadas Maratónicas, el nombre del evangelio se ha manchado y muchos excesos se han cometido. Las formas que los pastores usan para motivar a la gente es tan ridícula que muchos de los creyentes sentimos vergüenza. Los predicadores usan frases como "hay 10 personas que van a dar $1000", "Corre al teléfono y pacta con Dios", "no pierdas esta oportunidad única" y otras frases semejantes. Lo más serio de todo es que les prometen indiscriminadamente a las personas que van a recibir más plata, aumentos de sueldos, promociones, oportunidades de negocios, o una llamada de alguien que les dará dinero, etc.
Otros les aseguran que sus deudas serán canceladas y que por sus ofrendas serán sanados. Aun van al extremo de animar a aquellos que están pasando dificultades económicas a despojarse de todo y que “le crean a Dios”. Usan una y otra vez textos fuera de contexto para lograr su fin. He conocido a varias personas que en nombre de la fe, fueron manipulados y vendieron sus bienes, y otros hasta se endeudaron para enviar dinero.
Nada nuevo debajo del sol
Esta forma de recaudar fondos parece la versión contemporánea de las indulgencias católicas del siglo XVI. El éxito que tuvo la iglesia de Roma se debió a que prometía a los fieles que a través de sus ofrendas podían obtener el favor divino. Igual hoy. Prosperidad financiera a cambio de dinero. Sanidad física, promoción laboral, restauración matrimonial y muchas otras cosas a cambio de dinero.
Esa mentalidad y práctica fue condenada por los apóstoles cuando Simón el mago quiso comprar el don del Espíritu Santo (Hechos 8:18-23). Por eso la advertencia que se hace a los pastores en las epístolas es "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto" (1 Pedro 5:2). Los ministros nunca deben usar la influencia que Dios les ha dado para manipular a los creyentes. El mismo apóstol denunció a los falsos maestros, advirtiendo a sus lectores que "por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda..." (2 Pedro 2:3).
A todos esto se añade otro factor de igual seriedad. Y es que muchos de los creyentes que hacen sus promesas de fe y entregan de corazón sus ofrendas constantemente no reciben lo prometido, y desde ahí se produce una decepción con ellos mismos. Se sienten indignos y débiles en la fe. Y en el peor de los casos, hasta condenados. En este sentido cabe recordar las palabras que Jesús dijo: "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar" (Mateo 18:6). Además, Deuteronomio 18:22 nos dice que estas profecías no cumplidas son evidencias de arrogancia de parte de un falso profeta.
Entiendo que algunas personas han visto la provisión divina después de hacer alguna contribución en las Maratónicas. Al fin y al cabo, la generosidad es agradable a Dios. Pero nunca debemos pensar que la causa de nuestra bendición o prosperidad se encuentra en nuestro sacrificio o en lo abultado de las ofrendas. La única razón por la que Dios bendice y concede su favor es en base a la obra de Jesucristo (Efesios 1:3). Insinuar algo distinto sería desmerecer la cruz de nuestro Señor. Los creyentes debemos recordar que Dios es quien decide recompensar soberanamente la generosidad de los suyos. Al final es el Señor quien determina cómo, cuándo y cuánto "cosechamos".
Un llamado
Hermano: nunca ponga en riesgo la provisión de su familia. Dios nunca le pediría exponer a los suyos en nombre de contribuir a estas causas "porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo" (1 Timoteo 5:8). Asimismo, si usted va hacer donaciones, hágalo con gozo, prudencia y diligencia. Sin embargo, su motivación no debe ser esperar una "gran cosecha" por el dinero ofrendado. Como ya dije, Dios es quien determina aun lo que nosotros cosechamos.
Hermano pastor: quiero hacer eco de las palabras que Pablo le escribió a otro pastor diciendo: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15). Debemos ser responsables en la administración de la palabra de Dios al momento de enseñarla y proclamarla. Que nunca usemos de las Sagradas Escrituras negligentemente, y peor aun manipulando las emociones de las personas para fines lucrativos. No podemos olvidar que los maestros recibiremos un juicio más severo (Santiago 3:1). Esto es algo sobrio.
Creo de todo corazón que tenemos que hacer nuestros mejores esfuerzos para el avance del evangelio. Debemos cumplir con la gran comisión, cada uno desde su lugar, pero debemos hacerlo legítimamente. Los resultados se los dejamos a Dios. Reconozco el esfuerzo que hacen los distintos ministerios para ser parte de la programación de Enlace. Reconozco la labor que hacen los dueños, ejecutivos y trabajadores del canal para su funcionamiento. Reconozco que Dios ha usado Enlace en alguna medida para su gloria. Reconozco que hay hermanos dentro del cuerpo de Cristo que han sido bendecidos por Dios a través de Enlace. Pero nada de esto justifica la manera irresponsable y manipuladora con que se colecta ofrendas en las Maratónicas. Nada de esto justifica lucrar con el evangelio.
Que el Señor nos ayude.
Fuente: http://www.thegospelcoalition.org/coalicion/article/las-maratonicas-de-enlace
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